Rodeada de agua, con un horizonte interminable, algo aburrida pero siempre fresca, así era la enorme isla donde viven las iguanas rosas. Algunos famosos fotógrafos de la NatGeo viajaban hacia Las Encantadas desde hace varios años porque circulaban nuevos artículos sobre avistamientos de una especia nueva de iguanas con un aspecto completamente diferente al de todas las especies conocidas.
Es bien sabido que a la isla donde habitaban estas extrañas iguanas no se podía acceder de manera tan fácil; primero había que ir en helicóptero y sobrevolar el volcán que era el corazón de la isla y tener cuidado de no ser alcanzado por una explosión súbita de lava, después el aterrizaje entre la densa vegetación esperando no encontrar ninguna alimaña en el camino y luego, y largo tramo hasta el refugio de las supuestas iguanas rosa que vivían allí.
Como nos damos cuenta, encontrar a las iguanas no era tan a vaca como pasar Ciencias Naturales con el profesor Andrade en el colegio, era cuestión de riesgo y valentía. Sigue existiendo los rumores que más allá de los animales que habitan la isla, hay una la historia que se cuenta sobre Charles Darwin, un camarógrafo que logró encontrar a una iguana rosa. Poco se sabe de este acontecimiento, de hecho no hay pruebas contundentes, solo testimonios de personas que conformaron el equipo de trabajo de Darwin, como por ejemplo, un camarógrafo conocido como El Brayan, que luciendo una cadena de uñas de iguana dijo que él solo lo acompañó hasta un pequeño tramo del camino, después Charles se perdió, y él regresó hacia el transporte en el que llegaron a la isla.
Luego de esto nada más se supo de Darwin, algunos dicen que vive dentro de alguna cueva cerca del volcán, que se convirtió en un dios para las iguanas por su gran parecido a ellas, quizá por lo feo que era. Lo cierto es que propios y extraños se siguen preguntando sobre el misterio de las iguanas rosas, Charles y cuántas iguanas mató el Brayan para hacerse su cadena.
Autor: CA
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